¿Sabías que los chips que hacen funcionar tu celular, tu auto o incluso los ventiladores de hospitales se llaman semiconductores? Son invisibles a simple vista, pero están en el corazón de toda la tecnología moderna. Y México quiere dejar de ser un simple ensamblador de dispositivos para convertirse en un jugador clave en esta industria. Su estrategia clave: el Plan Maestro 2025-2030.
Los semiconductores no solo están revolucionando la tecnología: están definiendo el futuro de la economía global, la seguridad nacional, la salud, la movilidad y hasta el entretenimiento. En medio de una competencia feroz entre potencias como China, Estados Unidos, Corea del Sur y Taiwán, México ha levantado la mano con un ambicioso plan (Plan Maestro) para integrarse en esta cadena de valor estratégica y posicionarse como un nuevo centro de innovación y producción tecnológica.
Exploramos qué son los semiconductores, su importancia en el mundo moderno, cómo operan las cadenas globales de producción y el papel emergente de México en esta industria clave del siglo XXI. Si te interesa entender el futuro de la tecnología —y cómo puede construirse desde Latinoamérica—, este artículo es para ti.
¿Qué son los semiconductores y por qué importan tanto?

Un semiconductor es un material que puede comportarse como conductor o como aislante, dependiendo de cómo se manipule. Esta propiedad única se aprovecha para fabricar transistores, que son los componentes fundamentales de los chips electrónicos. Estos chips actúan como cerebros de los dispositivos, permitiendo ejecutar instrucciones, almacenar información, realizar cálculos y comunicarse entre sí.
En términos simples, los semiconductores permiten que un celular pueda tomar fotos, que una computadora puede procesar datos y que un auto eléctrico pueda responder a sensores en tiempo real.
Estos chips están en todas partes: smartphones, computadoras, autos eléctricos, refrigeradores, paneles solares, satélites, maquinaría médica, televisores, drones y robots industriales. Sin ellos, la vida moderna simplemente no funcionaría.
Más allá de su función técnica, los semiconductores tienen una dimensión estratégica y geopolítica: están en el núcleo de la inteligencia artificial, la defensa, las telecomunicaciones, la energía limpia y la economía digital. Por eso, gobiernos y empresas en todo el mundo están invirtiendo miles de millones de dólares para asegurar su acceso a estos componentes.
El dominio global en semiconductores: Asia al frente y América reaccionando
La industria global de semiconductores está marcada por una gran concentración de capacidades en Asia. Taiwán, con su gigante TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), lidera la fabricación de chips más avanzados del mundo, incluyendo aquellos usados por Apple, Nvidia y AMD. Corea del Sur, a través de Samsung y SK Hynix, también tiene una fuerte presencia, especialmente en memorias RAM y almacenamiento.
Entre ambos países, controlan más del 70% de la capacidad global de manufactura avanzada de chips. Además, China ha invertido agresivamente en desarrollar su propia industria, aunque sigue rezagada en tecnología de punta.
Frente a este dominio asiático, Estados Unidos y Europa han comenzado a responder. Con programas como los CHIPS Act (EE.UU.) y la European Chips Act, estas regiones buscan relocalizar parte de la producción y reducir su dependencia de Asia, especialmente por el temor a conflictos geopolíticos en el Estrecho de Taiwán.

La pandemia, la guerra comercial EE.UU.-China y el auge de sectores como los vehículos eléctricos y el IoT han acelerado esta necesidad. Hoy en día, una interrupción en la cadena de semiconductores puede paralizar fábricas de autos, encarecer productos electrónicos o generar pérdidas multimillonarias.
La respuesta mexicana: Proyecto Kutsari
Conscientes de esta vulnerabilidad global, México lanzó en 2024 su Plan Maestro de Semiconductores 2024-2030, una estrategia de largo plazo que combina política industrial, desarrollo tecnológico, educación e incentivos fiscales. El objetivo no es solo atraer inversión extranjera, sino construir una base nacional de talento e innovación en torno a esta industria clave.
El Plan se basa en cuatro pilares:

- Diseño y validación de chips en centros especializados.
- Ensamble, empaque y prueba de semiconductores en territorio nacional.
- Atracción de empresas tecnológicas extranjeras mediante el nearshoring.
- Formación acelerada de talento especializado.
El proyecto insignia es “Kutsari”, una iniciativa tecnológica y educativa de gran escala. Su objetivo: diseñar chips desde México y crear una red nacional de centros de investigación, ingeniería y formación de talento. El Centro Nacional de Diseño de Semiconductores ya está en marcha, con sedes previstas en Puebla, Jalisco y Sonora.
Además, se contempla la creación de una fábrica nacional de semiconductores en tecnología CMOS para 2029. Aunque usaría procesos maduros (de 130 a 28 nm), su impacto sería clave: México pasaría de ensamblador a productor.
El silicio: materia prima crítica para chips y reto logístico
Detrás de cada chip existe una materia prima esencial: el silicio. Es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre, pero convertirlo en una oblea para fabricar semiconductores es un desafío técnico considerable.
El proceso comienza con la extracción de cuarzo o arena sílica, que luego se purifica hasta alcanzar una pureza extremadamente alta (grado 9N: 99.9999999%). Esta pureza es necesaria para que el silicio funcione adecuadamente como semiconductor. Después, se produce un lingote monocristalino y se corta en obleas sobre las cuales se fabrican los chips.

Aunque parece un material común, el silicio purificado es un recurso crítico y escaso a nivel logístico. China, Alemania, EE.UU. y Japón dominan el suministro global de este insumo y su procesamiento.
En México, el desafío es doble:
- Infraestructura inexistente para producir silicio de grado electrónico.
- Restricciones logísticas y normativas que dificultan importar ciertos químicos por su uso dual (pueden servir para explosivos o narcóticos).
Por ello, el Plan Maestro contempla estrategias para:
- Incentivar la minería de cuarzo nacional con fines tecnológicos.
- Atraer empresas que quieran establecer plantas de purificación.
- Crear acuerdos bilaterales de transferencia tecnológica con países como Alemania o EE.UU.
Nearshoring, T-MEC y diplomacia tecnológica
Uno de los factores más prometedores para México en la industria de los semiconductores es el fenómeno del nearshoring, es decir, la relocalización de cadenas de suministro desde Asia hacia países más cercanos a los grandes mercados de consumo, como Estados Unidos.
En este contexto, la posición geográfica de México es estratégica: comparte una extensa frontera con EE.UU., forma parte del T-MEC, tiene tratados con más de 40 países y cuenta con décadas de experiencia en manufactura de exportación.
Aprovechando esta ventaja, el gobierno mexicano ha propuesto incluir un capítulo específico sobre semiconductores en la próxima revisión del T-MEC, prevista tentativamente para la segunda mitad de 2025. Este capítulo permitiría establecer reglas claras, incentivos y condiciones preferenciales para atraer empresas de alto valor tecnológico al país.

La propuesta ha recibido buena respuesta por parte de la Embajada de Estados Unidos, y se ha visto reforzada por el nombramiento de Ronald Johnson como nuevo responsable de los asuntos comerciales estratégicos bilaterales. Su respaldo podría facilitar el acceso a fondos, cooperación técnica y alineación regulatoria bajo el marco de la CHIPS and Science Act estadounidense.
Este acercamiento diplomático no es casual. Grandes empresas como Cisco, Qualcomm, IBM, Skyworks, Foxconn y NXP han mostrado interés en ampliar su presencia en México. Algunas ya operan en el país en sectores como manufactura electrónica, telecomunicaciones y automotriz. Su participación activa en las mesas del Plan Maestro, junto con organismos como CANIETI y el Consejo Coordinador Empresarial, refleja una alineación inédita entre el sector público, privado y académico.
Talento, región fronteriza y aliados internacionales
Si México quiere escalar en la cadena de valor de los semiconductores, no basta con atraer fábricas: necesita desarrollar talento nacional especializado y articular un ecosistema de innovación.
Actualmente, uno de los mayores retos identificados por el Plan Maestro es la falta de ingenieros, doctores y técnicos capacitados en áreas clave como microelectrónica, diseño de circuitos integrados, materiales semiconductores, encapsulado y pruebas.
Para resolverlo, el proyecto Kutsari incluye un Programa de Capacitación Acelerada de Diseñadores, alianzas con universidades como la UNAM, el IPN y el ITESM, y la colaboración con centros como el INAOE, el Cinvestav y el nuevo Centro Secihti InnovaBienestar. También se prevé crear patentes nacionales protegidas mediante reformas a la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial.
En paralelo, la región fronteriza con EE.UU. se ha consolidado como un nodo natural para la integración de la cadena. Tijuana, por ejemplo, ya atrae inversiones de empresas neerlandeses que buscan expandirse desde Phoenix o California. La cercanía logística, el talento bilingüe y la infraestructura ya existente en manufactura la convierten en un punto clave para ensamblaje y empaque de chips.

Por su parte, regiones como el Bajío, Chihuahua y Sonora también han sido destacadas por su potencial para absorber inversiones tecnológicas. Sonora, en particular, está alineando su estrategia de semiconductores con otras industrias críticas como las baterías y energías limpias, convirtiéndose en un polo de desarrollo sostenible.
En el frente internacional, Países Bajos ha expresado abiertamente su intención de vincular a sus grandes compañías —incluyendo fabricantes de maquinaria para chips como ASML— con el ecosistema mexicano. La colaboración con Europa, además de EE.UU., puede diversificar las fuentes de inversión y conocimiento.
Diseñar el futuro, no solo ensamblarlo
México está en un momento clave. La transformación digital, la transición energética y a la reconfiguración geopolítica están abriendo una ventana histórica para que nuevos países se integren a la industria más estratégica del siglo XXI: los semiconductores.
El país ya no quiere ser solo un maquilador de electrónicos. Con el Plan Maestro 2024-2030, el proyecto Kutsari, la diplomacia del T-MEC, la apuesta por el talento local y el interés internacional creciente, México está construyendo las bases para una industria soberana, innovadora y sustentable.
Sí, los retos son enormes: falta infraestructura de silicio, el acceso a materiales críticos es limitado, y la formación de personal especializado tomará tiempo. Pero la dirección está clara: crear chips no solo para exportar tecnología, sino para ser protagonistas del desarrollo científico, industrial y económico del país.
México puede pasar de ensamblar el futuro a diseñarlo. Y si se mantiene firme en esta apuesta, no solo será un socio confiable para América del Norte: será un líder emergente en el nuevo orden tecnológico global.